Desde la antigüedad, la vid ha sido en Navarra uno de los cultivos de mayor importancia económica. A finales del siglo XIX la llegada de enfermedades como el Oídio, la Filoxera y el Mildiu, procedentes de América, provocaron la devastación de los viñedos europeos, perdiendo gran diversidad genética.


 

Hoy en día, las variedades forman parte fundamental del patrimonio vitivinícola y constituyen una pieza básica del potencial para mejorar y enriquecer la cultura vitivinícola y la economía. Actualmente, una de las grandes preocupaciones a nivel mundial en el ámbito vitivinícola, es la fuerte disminución del número de variedades de vid cultivadas y la desaparición de otras muy antiguas, que en muchos casos aparecían citadas en la bibliografía como capaces de producir vinos de gran calidad.

En este sentido, el estudio de las variedades autóctonas, es fundamental para elaborar vinos más competitivos y con una personalidad propia en un mundo globalizado (Balda et al., 2014).

La primera referencia conocida del cultivo de Garnacha blanca en Navarra data del año 1889.

En 1911 en el Reglamento Interno de la Bodega Cooperativa Olitense se cataloga como de primera categoría la producción con esta variedad.

A pesar de que es una variedad autorizada en los reglamentos de la D. O. Navarra y de la D. O. Calificada Rioja, el cultivo de la Garnacha blanca a lo largo del siglo XX ha sido residual en Navarra. En 2005 quedaban 2,5 ha de las 5,61 ha que había en 1980. En los últimos 6 años, debido al interés de ciertas bodegas, la superficie ha aumentado hasta las 86,7 ha actuales.

Sin embargo, en el listado de clones del sistema de certificación español sólo aparecen dos clones de Garnacha Blanca, 141 y 143 de origen francés, seleccionados por el INRA en 1972 (Aude, Francia).

En 2008 EVENA comenzó un trabajo de recopilación del material de viñas viejas de Garnacha blanca

con el fin de garantizar la correcta conservación del material fitogenético de esta variedad. El material recopilado se encuentra en una parcela de conservación que actualmente mantiene y gestiona la Sección de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra en Olite, disponiéndose en la actualidad de 21 accesiones de Garnacha blanca.

En la actualidad existe cierta receptividad por parte del consumidor hacia los productos “distintos” o poco habituales, más próximos y con marchamo de local. Circunstancia que permite poner en valor los trabajos de recopilación llevados a cabo en cada comarca. El objeto de estos trabajos es caracterizar una serie de vinos que pueden proporcionar unas características singulares a una comarca o zona de producción vitícola.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, se plantean la

necesidad de llevar a cabo la caracterización de este cepaje en el ámbito de la Comunidad Foral de Navarra.

Al tratarse de una variedad minoritaria, hay un gran desconocimiento de su comportamiento enológico, por lo que es de interés estudiarlo para que las bodegas puedan alcanzar una elaboración de un producto de calidad.